El texto ofrece una crítica contundente a los primeros meses de la presidencia de Gustavo Petro en Colombia. Se destaca la influencia negativa de sus discursos en la economía, contribuyendo a la devaluación del peso y mostrando una falta de responsabilidad y preparación. En el ámbito tributario, se critica la reforma propuesta por el gobierno, que podría poner en riesgo la producción y las inversiones, especialmente en sectores clave como Ecopetrol.
En lo social, se señala que la violencia de grupos antisistema continúa, con masacres y asesinatos contra líderes sociales, y que la «paz total» de Petro parece más una impunidad total. Además, se menciona la tensión en el campo debido al apoyo del gobierno a los invasores de tierras y la falta de protección a los tenedores legales.
El texto también critica un proyecto de ley que daría a Petro el poder de indultar a personas detenidas en el marco de protestas sociales, lo cual se ve como una herramienta para proteger a colectivos violentos que lo apoyaron políticamente.
Finalmente, se menciona el desorden dentro del gobierno, destacando las desautorizaciones del Ministro de Hacienda al presidente, y se sugiere que Petro tiene una concepción errónea del Estado y sus limitaciones legales. La crítica concluye con una reflexión sobre la aparente transformación de Petro, comparándolo con figuras históricas y expresando una visión pesimista del futuro bajo su mandato.